En las fraternidades de padres y madres experimentamos la posibilidad de ser aventureros de una aventura común. Aprendimos a ser aventureros del bien en medio de nuestra sociedad. Reflexionamos sobre cómo hacer una aventura colectiva y nos planteamos varios interrogantes: ¿No podríamos poner cuerpo a una aventura en nuestros caminos diarios? ¿No es una aventura el ir adentrándose en el propio corazón y en el de los demás? ¿No es una formidable aventura unirse a otros para el logro de la felicidad? ¿No es una aventura de calado permanecer contento en la vida a pesar de los inevitables palos que te va dando?...

En las fraternidades por el bien de profesores y PAS observamos que a veces andamos desencantados, y que, de vez en cuando, hay que intentar pararse y mirar desde el espíritu lo hermoso de la vida. Dejar un poco lo superfluo, lo material, porque hay algo más debajo de la piel. La idea que tenemos de “los bienes” es muy economicista: dinero, casa, coche, ropa, comida, etc. Y son bienes necesarios. Pero hay otros bienes: la alegría, el amor, el sosiego, la paz, el perdón, el acompañamiento, la fe, etc… ¿No son estos también bienes necesarios? ¿No merece la pena mirar en esa dirección?...

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